Gobierno de Federico Errazuriz Zañartu
Gobierno de Federico Errázuriz Zañartu (1871-1876) |
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Federico Errázuriz Zañartu
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Liberal de cepa pura, Federico Errázuriz Zañartu, fue el candidato del Gobierno de Pérez triunfando en las urnas de manera clara. El opositor a la candidatura de Errázuriz fue José Tomás Urmeneta.
Errázuriz Zañartu nació en Santiago, el 25 de abril de 1825, sus padres fueron Francisco Javier Errázuriz Aldunate y Josefa Zañartu Manso de Velasco. Falleció en la misma ciudad, el 20 de julio de 1877.
Realizó sus estudios primarios en el Seminario Conciliar, y luego estudió en el Instituto Nacional y Leyes en la Universidad de Chile, titulándose de abogado el 29 de septiembre de 1846, y nombrado miembro de la Facultad de Leyes en 1847, y de la Facultad de Teología en 1848. Contrajo matrimonio con doña Eulogia Echaurren García–Huidobro.
En 1849 entró a la vida pública como uno de los fundadores del Club de la Reforma.
Participó en el municipio de Santiago antes de ser diputado por Caupolicán en el periodo 1849 a 1852 y por Molina entre 1855 y 1858.
Durante el gobierno de Manuel Montt, fue su opositor y, por tanto, perseguido político. Participó activamente en el Motín de Urriola, acontecido el 20 de abril de 1851. Luego de esto, fue desterrado al Perú. A su regreso, fue elegido diputado por Lontué.
En 1861, resultó electo diputado por Santiago y en 1865, nombrado Intendente por la misma provincia.
El 27 de noviembre de 1865 lo nombraron ministro subrogante de Guerra y Marina y en propiedad el 18 de septiembre de 1866, ejerciendo el cargo hasta 1868. También actuó como ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública los días 28 de septiembre de 1864 y 6 de marzo de 1868.
Se desempeñó como senador entre 1867 y 1876.
El 18 de septiembre de 1871 juró como Presidente de la República. Subió al poder a la edad de 46 años, había dejado huella en la Municipalidad y la Intendencia de Santiago, como también por el Congreso y los ministerios que sirvió, en especial el Ministerio de Guerra durante el conflicto con España.
Su primer gabinete lo constituyó con los partidos que lo habían apoyado, estos son los pertenecientes a la fusión liberal–conservadora.
En la cartera de Interior y Relaciones Exteriores estaba el liberal Eulogio Altamirano; dicho ministerio fue separado en dos durante este gobierno. En Hacienda ejerció Camilo Cobo, en Guerra y Marina, Aníbal Pinto y en el de Justicia, Culto e Instrucción Pública, asumió Abdón Cifuentes.
Errázuriz demostró como Presidente, las mismas cualidades, aptitudes y actividades que lo habían distinguido ya como hombre público.
Obras Públicas
El avance de los ferrocarriles desde Curicó hasta Talca; desde ahí hasta Chillán; desde Chillán hasta Talcahuano y Angol, siendo su preocupación más constante. El malecón de Valparaíso, el edificio del Congreso, la Quinta Normal de Agricultura, el edificio de la universidad fueron obras públicas impulsadas por su Gobierno.
Benjamín Vicuña Mackenna, a quien nombró intendente de Santiago, ayudó a dichas labores, con el hermoseamiento del cerro Santa Lucía, convertido en paseo, y el Parque Cousiño, cedido por su propietario; nuevas calles recién inauguradas y nuevas plazas recién construidas. Los tranvías urbanos de tracción animal, empezaban a unir los extremos de la capital.
Las obras y los avances se lograron gracias a la llegada de capitales extranjeros y la contratación de créditos ingleses cometida por el Gobierno para las obras públicas; también con la explotación de los minerales de plata de "Caracoles", cerca de Antofagasta en 1870, y la explotación de las salitreras, en manos peruanas, en Tarapacá y las guaneras de Antofagasta, en territorio boliviano, realizada por capitalistas y trabajadores chilenos.
Libertad de Enseñanza
Los conservadores, partidarios de la coalición de gobierno, no estaban conformes con la educación pública, producto de la preferencia hacia las ciencias naturales en los liceos del Estado, lo que obstaculizaba las creencias religiosas y dañaba la moral privada. Además, no estaban por monopolizar los títulos profesionales en poder de la universidad.
En sí, estas ideas tendían a favorecer a los colegios particulares que en su totalidad pertenecían a congregaciones religiosas. Se pretendía dar libertad a los estudios para que cada cual los hiciera y se titulara del modo que más le encantase.
El Ministro de Instrucción Pública, Abdón Cifuentes (Partido Conservador), dictó a comienzos de 1872 un decreto por el cual eximía a los profesores de los liceos del Estado de tomar exámenes a los alumnos de los colegios particulares y autorizaba conceder certificados válidos ante la Universidad de Chile, a los directores de esos establecimientos.
Les entregaba el poder de rebajar los estudios en la forma que estimaran necesaria con el mínimo de las exigencias.
Este decreto produjo una desorganización del sistema educativo, a tal punto que se produjo el caso de jóvenes que en un solo año hacían todas las humanidades o todo el curso de derecho sin conocer los ramos que presentaban certificados de competencia. Tal relajamiento de la cultura y de la enseñanza misma produjo la reacción obvia. Renunció el Ministro en 1873, derogándose el decreto, volviendo al estado anterior.
Otro decreto expresó que la enseñanza de la religión no era obligatoria en los colegios del Estado y que podían liberarse de ella los alumnos cuyos padres lo requirieran. Diego Barros Arana, sostenedor e impulsor de los estudios científicos, abandonó su cargo de rector del Instituto Nacional, sin ser restablecido en él.
Luchas teológicas
En 1873 se rompió la fusión Liberal–Conservadora, al excluir del poder al Partido Conservador. Ello se explica por las llamadas luchas teológicas, las cuales fueron la eliminación del "fuero eclesiástico"; es decir, el derecho que tenía el clero de ser juzgado por tribunales propios; la "laicización de los cementerios", mejor dicho, ahora pueden ser inhumados en ellos los cuerpos pertenecientes a cualquier religión; el "matrimonio civil" o la celebración del matrimonio frente a funcionarios públicos dependientes del Estado, dejando en libertad a los esponsales para celebrarlo religiosamente, y, por último, la "separación de la Iglesia y el Estado".
En los partidos Liberal y Nacional no hubo acuerdo; el Partido Radical las apoyó; el Partido Conservador se oponía fuertemente, y el clero habló en los púlpitos, en la prensa, hogar, o donde quisiera, contra todo eso que estimaba un atentado contra la moral y las creencias.
La lucha política se transformó en lucha religiosa, y el Partido Conservador se convirtió en eclesiástico o "ultramontano", frente al Radical o "rojo" como se le designó también.
El Código Penal, promulgado en 1874, introdujo varias disposiciones que penaban a los sacerdotes por determinados delitos; y en la Ley Orgánica de Tribunales, promulgada al año siguiente, logró la abolición del fuero eclesiástico para todas las causas civiles y criminales.
En lo relativo a los cementerios, se abrió un departamento en el interior de los mismos cementerios católicos para sepultar a los disidentes. Sin embargo, el arzobispo Valdivieso seguía protestando y lanzó una lapidaria excomunión contra los parlamentarios que sostenían las reformas, no siendo suficiente para impedir que las aprobaran.
Respecto al matrimonio civil y a la separación de la Iglesia y el Estado, todo se mantenía igual.
Reformas a la Constitución
La campaña que venían haciendo los Clubes de la Reforma, en el sentido de ampliar las atribuciones del Congreso y limitar las del Ejecutivo, comenzó a surtir sus efectos. En 1874 se cambiaron varios de los capítulos la Constitución del Estado.
Se establecieron incompatibilidades entre algunos empleos públicos y las funciones legislativas; las facultades extraordinarias de que podía disponer el Presidente fueron restringidas; la Cámara de Diputados incorporó siete miembros en la "comisión conservadora" que representaba al Congreso mientras no sesionaba y se ampliaron las facultades de la misma comisión.
La composición del Consejo de Estado varió, introduciendo en él representantes de las dos cámaras. Se cambió la organización del Senado; sus integrantes serían elegidos por provincia, en proporción de uno por cada tres diputados; su mandato duraría seis años y se les elegiría en votación directa, transformándose en una corporación verdaderamente representativa. Se dictaron medidas para hacer real la responsabilidad de los ministros ante el Congreso. Se modificó el sistema electoral.
Se crearon las "Juntas de Mayores Contribuyentes", teniendo a su cargo las elecciones populares. Se introdujo el “voto acumulativo”, mediante el cual se pretendía dar a los partidos minoritarios la representación que les correspondiera, según el número de sus ciudadanos adeptos. Ahora cada votante dispuso de tantos votos como diputados se elegían en la circunscripción, votos que podía acumular en favor del candidato o candidatos de sus afecciones.
A pesar de ello, ninguna de esas reformas afectó la continuidad del gobierno.
Crisis económica
A fines del Gobierno de Errázuriz Zañartu en 1876, el país atravesó por una profunda crisis económica. Un déficit grande poseía el fisco. Las minas de Caracoles, como muchas otras de cobre o plata, iban a la quiebra.
Las salitreras de Tarapacá eran recuperadas por el Gobierno del Perú, y las guaneras de Antofagasta, impuestas en distintas formas por el Gobierno de Bolivia. Los intereses chilenos, situados en ambos campos, sufrían grandes pérdidas. El comercio cerraba sus puertas y las fortunas manifestadas en costosos edificios o utilizadas en un lujo descuidado, eran el fiel testimonio de la fugaz opulencia.
El presidente Errázuriz entregó el mando a su sucesor, Aníbal Pinto, el 18 de septiembre de 1876.